jueves, 21 de julio de 2011

El caballo de Troya

Cuenta la leyenda griega que a Odiseo (Ulises si tomamos el nombre del latín), tras más de nueve años de fallidos intentos por atravesar las murallas de Troya, se le ocurrió que existían otras formas de tomar la milenaria ciudad sin utilizar la fuerza. Ulises encargó entonces la construcción de un caballo de madera de dimensiones considerables al mejor carpintero que pudo encontrar. El caballo, que era hueco, disponía de una escotilla mediante la cual podían acceder a su interior los mejores guerreros griegos. En la parte del lomo (sabida la fuerte creencia del pueblo troyano en los dioses) fue tallada una inscripción en referencia a Atenea. Una vez retirado el resto del ejército griego y con la élite de soldados en el interior de la colosal estructura, los troyanos (pensando que era un regalo de los dioses) introdujeron el caballo en su ciudad con júbilo y alegría, celebrándolo por todo lo alto. Sin embargo, cuando la noche cayó, Ulises y los suyos salieron del interior del caballo, permitiendo así al agazapado ejército griego atravesar las murallas de la ciudad. Troya fue arrasada cuando menos se lo esperaban.

La similitud entre Troya y el Real Oviedo es más que evidente. Quizás también lo sea la que existe entre Ulises y el alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo. En el verano de 2003 (recordado por cualquier oviedista), de Lorenzo decidió que el club no tenía futuro y que había que empezar de cero con un "proyecto ilusionante". Se bombardeó por doquier al Real Oviedo y se le ninguneó en favor del nuevo proyecto. Pero embestida tras embestida, Troya aguantó. Los oviedistas se unieron cual ejército con el único propósito de proteger las murallas y, en caso de quiebra, reconstruirlas. El club no podía morir.

La proeza oviedista dio resultado y 'el Ulises ovetense' reculó. De Lorenzo se dio cuenta de que no podía continuar de esa forma y decidió cesar en el empeño. No obstante, si analizamos a día de hoy la situación del club, es posible que 'Troya' no esté tan a salvo como parece. Gabino de Lorenzo ha dejado entrar un caballo por fascículos en el Real Oviedo. Poco a poco, con sutileza (en ocasiones no tanta). Algunos de esos fascículos tienen nombre y apellidos, como es el caso de Alberto González, del que todos conocemos sus hazañas. Otro de los fascículos fue la llegada de José Manuel Martínez como director deportivo. Él es el encargado de traer más piezas para formar el caballo (a poder ser fabricadas a 27 kilómetros de la ciudad) y de seleccionar las que ya no sirven (con diferentes destinos para ellas, Logroño, Cádiz...). Se trata de un mecanismo complejo, pero que poco a poco va dando sus frutos. Las murallas cada vez se resquebrajan más y son más débiles y algunos de nuestros más queridos guerreros van cayendo (D.E.P. Tensi).

Queda por ver si finalmente los muros aguantarán. De buen seguro el oviedismo hará todo lo posible por que los delincuentes (que no presuntos) que tienen secuestrado al club acaben volviendo por donde vinieron, pero si abren las puertas y dejan pasar al enemigo, al oviedismo sólo le quedará morir con honor. Estoy convencido de que no será el caso. Tiempos mejores vendrán. ¡Hala Oviedo!