jueves, 31 de marzo de 2011

Fuera calculadoras


Euforia, alegría, gozo, felicidad, júbilo, placer, satisfacción. Todas estas palabras van ligadas irremediablemente al Real Oviedo desde la llegada de José Rojo Martín, más conocido como Pacheta, al Real Oviedo.

Hace seis jornadas el conjunto carbayón se encontraba empatado a puntos con otros cinco equipos en puestos de playoff. De playoff de descenso por supuesto. No obstante desde que 'Pacheta' se hizo cargo del equipo los números son espectaculares, no en vano se ha conseguido una racha de cinco victorias y un empate, lo que ha hecho que el Real Oviedo se haya alejado de la zona baja y se haya separado de aquel puesto de playoff en diez puntos. Desde que el técnico burgalés cogió las riendas del Oviedo lo ha convertido en el mejor equipo de toda la Segunda B.

En consecuencia la locura se ha adentrado en nuestra cabeza para quitarle el sitio a la razón. La pregunta ahora es la siguiente: ¿es posible soñar con el playoff de ascenso? La respuesta es simple y tremendamente compleja a la vez. Simple porque matemáticamente es posible. Hay una opción, la de ganar los siete partidos que restan. Aquí entra en juego la famosa 'calculadora'. Comparativas, calendarios, cruces... Todo se tiene en cuenta.

El calendario, a priori, es 'sencillo' para el Real Oviedo. Cuatro partidos en casa y tres fuera de ella, los cuales son desplazamientos cercanos a los que acudirán cantidad de oviedistas (León, Mieres y San Sebastián). Además los dos últimos partidos en casa son enfrentamientos directos contra Osasuna Promesas y Real Unión de Irún, por lo que las posibilidades de recortar puntos al cuarto clasificado aumentan considerablemente.

Ahora bien, seamos realistas. Un solo empate echa por tierra cualquier cálculo, cualquier suposición que se haya realizado. El 'método Pacheta', el que ha funcionado hasta ahora dice que hay que ir partido a partido, porque si no, como él mismo explica: "nos pintan la cara". Demasiada gente pendiente de lo que hagan los demás equipos y poca, muy poca que se preocupe de lo más importante, de algo que de salir mal tirará el castillo de naipes mental que el aficionado carbayón (me incluyo) tiene en la cabeza: hay que ganar al Guijuelo.

No hablo de 'matar' la ilusión. Dios me libre, después de todo lo que hemos sufrido. Pero creo que si existe alguna posibilidad es muy remota y hay que ser cautos. Por tanto y aunque sea difícil, enterremos las calculadoras muy hondo. Al menos hasta las últimas jornadas (si es que las necesitamos). Pies en el suelo, lucha y entrega. Partido a partido. Orgullo, valor y garra. Porque las grandes cosas se consiguen con el corazón, pero también con humildad y paciencia.

Volveremos.



Fotografía: lne.es